7 de julio, 2019
“Todo es efímero, como el arcoíris”, Virginia Woolf
La fragilidad del momento
Primero está esa sensación de conciencia absoluta… todos los sentidos agudizados en perfecta sincronicidad, una inmersión total en el Momento. Oyes el romper de las olas a la distancia, sientes la fresca suavidad de las sábanas sobre tu cuerpo, tu cabeza reposando sobre las mullidas almohadas, la nuca apoyada en un ángulo perfecto, con la elevación apenas necesaria para poder llevar la taza de café a tu boca sin que se derrame una sola gota … un cuerpo tibio y ligero en la oscuridad, no del todo despierto aún. Tu nariz recibe el aroma de los dioses, evocando imágenes de culturas milenarias… y todos los sentidos se regocijan en anticipación de ese primer sorbo de café. Dejas el líquido un rato en tu boca, lo saboreas cerrando los ojos de placer, lo dejas bajar por tu esófago hacia el estómago y visualizas su suave fluir por tu cuerpo. Sientes como todo se funde en ese momento: cuerpo, mente, espíritu, el cuarto, la noche, el mar rugiendo a lo lejos, su cuerpo dormido junto al tuyo… ¡una celebración de la vida! Y abres los ojos, y das gracias porque todavía está oscuro, y todos duermen, y este momento es solo tuyo y lo estás viviendo plenamente. Y quisieras escribir ahora mismo, porque aquí, en este momento, es donde se presenta la musa y te invita a bailar con ella, a dejar que tu verbo fluya y tu imaginación forje figuras maravillosas.
Pero es un momento. Es tan frágil… todo envuelto de algodón y con delicados huesos de cristal. No puedes aferrarte a él, ni apretarlo. El cuerpo a tu lado se despertará y romperá el hechizo con la primera palabra hablada (el Momento se nutre del silencio y de la soledad). O romperá el alba… inevitablemente, la luz del día lo matará (el Momento es nocturno y le huye a la luz).
Aún está todo ahí: tu cuerpo tendido en plácido reposo, tu taza de café humeante y exquisita, tú: sola; tú: en silencio; tú: en la noche que te abriga. No hay miedo, no hay tensión. El Momento es perfecto.
Pero tu mente es inquieta, es inquisidora e insegura, es un reptil celoso… no le gusta ceder su control. Sin piedad exhibe su agenda vulgar y atraviesa el Momento con el primer pensamiento prosaico y… espanta a la musa. El Momento se disipa, su cuerpecito de algodón y sus huesitos de cristal se deshacen en el aire… Empieza un nuevo día.
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