El titulo es un poco absurdo y al cuál tiendo a sacarle una conclusión alargada a palabras tan simples como esas, quizá a relacionarlo con otros contextos fuera de algo científicamente posible pero si imaginable, maldición.
El sabor de la muerte y vida, ¿Cómo se podría describir a que saben los sentimientos de estar vivo y estar muerto?, la vida podría ser un sabor dulce y la muerte un sabor amargo, la vida podría ser un sabor a dulces y la muerte un sabor a ajos, lo que tienen en común es que siempre van a ser lo contrario del otro, sin sentido, casi completamente.
El sabor del amor, uno dulce aunque sin tener que comportarse de manera empalagosa o podría arruinar la experiencia, ¿cierto?, es tan cierto como una breve explicación sobre una relación en nuestro mundo, nadie querría ser controlado por un sabor muy empalagoso del cuál quisieras más hasta enfermarte del mismo, esa dependencia a alguien o algo nunca es buena, prefieres dejarlo antes de que te suceda algo malo, en busca de nuevos sabores más adecuados para tus gustos personales, quizá más duros o posiblemente suaves, no sabrás completamente lo que quieres probar hasta que lo haces, si te gusta, sigue probándolo, no le hace daño a nadie, ¿no?.
El sabor de estar escribiendo esto justo ahora, tan corto y sin un buen contexto o palabras que no debía estar ahí desde un principio da un mal sabor de boca aunque de cierta manera agradable por hacer lo que te agrada, aún con lo que pasará después de publicarlo en tu mente, con tus manos temblorosas sobre el teclado y la mirada perdida y cansada por lo que hiciste antes de comenzar a relatar algo que llegó de golpe en tu cabeza sin redactar, menos de 302 palabras, es agridulce.
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