La escritura es el acto de colocar símbolos en un orden específico para que nos proporcione un resultado a conseguir. Creo que, al menos en la práctica, es exactamente eso. Por ejemplo: la «A», también en la práctica», se compone de dos lineas unidas en los extremos formando un ángulo y, nuevamente, unidas por otra línea a su mitad. Simple.
Intentando ordenar mi explicación; pienso si, este mismo acto, tomó sus raíces de la comunicación oral y sonora. Hasta entonces, no hacia falta escribir sobre nada. Bueno… hasta que la hubo. El mundo necesitó memoria, de un método que fuera capaz de grabarse en algo más duradero que la voz, y que los conocimientos de toda una era se conservasen para las posteriores.
Con un método tan matemático es, en equivalencia, como los números con los que se lee el universo y lo que contiene. La escritura gira hacia nosotros. Lejos de ver hacia afuera, mira hacia dentro. Nos obliga, al practicar su uso, a destapar partes de una mente cerrada. Es un ventana. Es infalible.
No digo que sea vital para el ahora.
Nunca lo fue.
Lo que se escribe siempre es un regalo para el futuro.
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