​Cuando me veo en el espejo.

Marcela desarrolló una rutina desde hace algunos días. Siempre que se despierta y tiene un poco tiempo de sobra, se observa al espejo. Sólo se queda absorta, contemplando su reflejo. Desde hace muchos años, a pesar de su edad, había pensado que había algo mal con ella; a veces le daba vueltas a la idea sólo por momentos, otras por horas o de tanto en tanto durante el día. Chicas hermosas de su edad o incluso menores, teniendo pretendientes o hasta novios, que aparentemente las querían y salían a pasear disfrutando de la compañía mutua. Hablar por horas que cosas que nos hacen crecer ¿por qué eso no le pasaba a ella? Pero todo sobre ellas no era totalmente perfecto. Nunca comprendió porqué hay tantas chicas que cuando alguien les hace un cumplido, simplemente no lo creen. Reaccionan de tal manera como si uno solo quisiese ser amable o por cortesía… Como Ramona. Es su mejor amiga, o técnicamente, su única amiga. Es tan increíblemente bella, tanto interior como exteriormente. Siempre que la veía olía a vainilla, vestía de forma única; como anillo al dedo le quedaba todo lo que se ponía. Tenía piel aterciopelada, sin ningún tipo de defecto, tanto su cara como cuerpo: sin puntos negros, ni cutis grasoso, ni espinillas y rara vez sudaba a torrentes. Su amistad comenzó desde temprana edad, a los 6 o quizás 7 años. Simplemente empezaron a juntarse en el colegio para jugar y de a poco se fue estrechando su relación. Nunca pasó por sus mentes ser amigas porque se llevaban bien, o porque se entendían. Simplemente sucedió. Pero un día pasó por la mente de Marcela que fue por alguna de esas razones que seguían siendo amigas. No le encontraba sentido. Por otra parte, la vida de Ramona en un punto de su adolescencia se convirtió en un sin sentido. Sus padres pasaban por un momento difícil y ella simplemente empezó a cambiar y a distanciarse poco a poco de Marcela. Un día, Ramona le expresó la idea a Marcela de que no era atractiva (Estaban en un parque, marcela sentada leyendo y ramona con la cabeza sobre sus piernas): —Mar, ¿tu crees que soy fea? —Marcela desvió la vista del libro hacia Ramona—No digas tonterías, eres hermosa. —Y continuó leyendo.

—No, Mar, lo digo en serio. —insistió Marcela.

Ella interrumpió su lectura, suspirando por la cantidad de veces que habían tenido esa conversación. —¿Por qué crees eso?

—Siento que las personas no son honestas conmigo al decirme esas cosas. Siento que son hipócritas. ¿Por qué piensan que soy hermosa? Soy completamente ordinaria.

—Sigues diciendo tonterías. El que tú no lo pienses así, no significa que no sea verdad. Eres hermosa, divertida, original, inteligente, amable… ¿Por qué no lo ves? Cualquiera sería feliz a tu lado. —quedaron en silencio por unos segundos.

—¿Entonces por qué todos en mi vida se van? ¿Por qué las personas que más deberían haberme amado no lo hicieron?

Con que eso era…

—Ramona, tus padres en realidad nunca te conocieron de verdad. Tu papá nunca se dio cuenta del increíble regalo que tenía todos los días en su casa. Sencillamente, no sabe de lo que se está perdiendo.

Ahora ella tenía semblante molesto, alzando la cara dijo: —¿Sabes? Nadie se ocupó de mí mientras crecía.

—Si, yo sé.

—Nadie me quiso mientras crecía. –Su voz comenzaba a quebrarse— ¿Por qué eres tan buena persona conmigo? Ni siquiera lo merezco.

—Ramona, deja de decir estupideces. Soy yo la que debería estar diciendo eso. Tú lo dices porque yo soy buena persona contigo, y yo lo pienso, porque eres muy bella para andar conmigo en público…

Soltó una risita reprimida mirando hacia abajo.—Ambas nos complementamos.

Marcela se quedó pensando. —El problema de todo esto es que si uno no cree eso de sí misma, nunca en la vida lo aceptará de los demás.


Pasaron algunos días, y una noche de esas, Marcela conversó con su mamá y salió el tema del parque. —Ma, Ramona y yo somos un desastre —comentó ella.

Extrañada, la madre paró lo que hacía —No seas ridícula, ¿por qué serían un desastre? Son como hermanas.

—No, no es eso… Ramona está deprimida porque cree que es fea y que por eso, supuestamente, nadie la quiere, y que esa es la razón por la que se fue su papá, entre muchas otras cosas más, que son una completa ridiculez, si me lo preguntas.

Se quedó pensando un momento. —¿Y por qué dices que tú eres un desastre?

—No entiendo por qué, en primer lugar, ella luego de tantos años, sigue siendo mi amiga. Somos polos totalmente opuestos físicamente.

—Hm —Pasaron unos cinco minutos y su madre contestó—¿Sabes qué es el autoestima?

—¿Lo que yo pienso de mí misma?

—Se podría decir que sí… Marcela, Ramona tiene la autoestima por el subsuelo; y tú también.

—¿A qué te refieres? ¿Que pienso que soy una mala persona y por eso me siento mal conmigo?

Pensó un momento y continuó:—La autoestima es cómo uno se valora. La autoestima lleva a amarse a uno mismo…

—Como si estuviese en una relación de noviazgo –completó Mar.

—Si no te amas, no te aceptas como eres y no estás conforme con tu físico, es porque no te valoras, no te quieres. Es importante tener amor propio porque eso te llevará a tomar decisiones pensando primero en ti; no me malentiendas, esto no es egoísmo ni ser ególatra… Es del tipo de elecciones que te hacen alejarte de personas que te hagan mal, aunque creas que los necesitas, como son las personas tóxicas, que maltratan e insultan.

—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

Su madre suspiró y continuó con paciencia: —El amor siempre se propaga. Si una persona es feliz, intenta que los que estén a su alrededor sean felices. El amor es la base de todo; y no me refiero al amor que se ve con las parejas, ni de ese tipo. Me refiero al amor que te hace tener compasión por los demás. Si tú no te amas, no puedes amar a alguien más, porque no puedes dar lo que no tienes.

—Te refieres a que si, por ejemplo, yo me comienzo a amarme y empiezo a estar de un mejor humor y tratar a los demás de buena manera, ¿puedo hacer que ellos también sean felices y posiblemente, motivarlos a cuidarse más?

Exacto, pero no solo cuidarse físicamente, sino más que todo emocionalmente. Volviendo al tema principal, Ramona no tiene la culpa de lo que haya hecho o dejado de hacer su papá, ése es problema de él. Ramona no debe culparse por ello, pero dejar que le afecte, eso sí será su responsabilidad. Si Ramona se amara y estuviese emocionalmente bien, lo cual es muy difícil con lo que está pasando en su hogar, no estaría destruyéndose como lo hace ahora. –La miró compasivamente y dijo:— Mi amor, si Ramona no te tuviera como su amiga, ¿qué sería de ella ahora? El amor propio fue el que llevó a su mamá a separarse de su papá por maltratarla física y emocionalmente.

—Al amarme a mí misma y enseñarle a amarse, ¿le estaría dando las herramientas para que el daño que le hizo sea menor?

Marcela no sabía qué pensar, pero sí que se sentía muy sorprendida. Y tomó una decisión. —¿Cómo puedo aumentar mi autoestima?—preguntó curiosamente.

La siguiente vez que vio a Ramona, no lo pensó dos veces. Estaban en la gran casa de Ramona y Marcela se había quedado a dormir. Hablaban de cosas triviales, y vio la oportunidad. —El otro día hablé con mi mamá… Parece que sí hay una manera de sentirse hermosa. Ramona se levantó ligeramente de la cama y prestó atención. —¿Ah, si? Pues dímela, que lo necesito más que nunca—dijo con humor.

—Me dijo que tenía que enamorarme de mí. —Ramona no comprendió y Marcela tomó aire y continuó. —Luego de que en las relaciones amorosas se esfuma el idealismo, las citas y eso, la única manera de que el encanto se mantenga vivo es haciendo del primer día, todos los del resto de su vida; como continuar con las citas románticas, haciendo las cosas que se hacían cuando la relación recién empezaba… De lo contrario, en algún punto de su vida los dos se habrán olvidado del porqué todo comenzó y el romanticismo ¡puf! Se esfuma.

—¿Tengo que consentirme todos los días? Hablarme bonito y eso. –dijo Ramona en son de burla.

—Algo así. No ser tan dura con uno cuando pasan cosas que nos afectan, ver cosas en nosotras que son buenas y especiales, de ese tipo de cosas hablo. Es una rutina, al tiempo uno empieza a creerlo y se vuelve una realidad. Todo depende de lo que creas de ti misma, porque si lo crees, lo que digan o hagan los demás no te afectará tanto.

Se quedaron en silencio durante un rato hasta que Ramona lo rompió. —Lo haré… Podemos empezar en la mañana, pero quiero hacerlo. Necesito un cambio en mi vida.

Pasaron unos días y había cambios, no los esperados, pero los había. Ramona empezó a tener una mejor opinión de sí misma, ya no veía a una rechazada-hija-menospreciada, sino a una persona valiente, hermosa y afortunada. Ya no vio sentido a seguir autodestruyéndose y los cambios siguieron y siguieron, hasta hacerla florecer en alguien que ella nunca habría pensado.


En el presente…

…por otro lado, a pesar de que Marcela lleva días haciendo lo que su madre le dijo, siempre llegaban pequeños dardos.

¿Hay algo mal conmigo?

¡Si solamente….! Si solamente pudiese verme siempre como me veo en el espejo…

¿Por qué los demás no me ven como yo me veo? Cuando miro mi reflejo soy hermosa, irradio felicidad y amor, ¡me veo tan bien! Y cuando sonrío, ¡me veo totalmente exquisita!

¿Por qué nadie me ve así? Con los ojos con los que yo me veo. Pero, ¿qué más puede esperar? Nadie se enamoraría a simple vista de mí, sobre todo en esta época que las mujeres tienen metas tan ridículas como tener un gran trasero o tener cintura de avispa, y los hombres, que idealizan a su mujer perfecta así.

Soy simple y llanamente un diamante bruto.

Cabello enmarañado y despeinado, gorda, su olor es tan especial como el de la ropa de cama y no tiene ningún aspecto resaltante. Tan ordinaria como el maíz. Pero a pesar de todo, siempre cuando se miraba al espejo, todos esos aspectos se esfumaban.

Me importa un bledo los demás, me amo y con eso ya está.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS