Los meses pasaron, y el sol de Caracas, imperturbable, seguía bañando la ciudad en su brillo tropical. El caos seguía siendo el pan de cada día en las autopistas, las colas seguían poniendo a prueba la paciencia de los ciudadanos, y el sentido común, en el Reino de Kev-Divertido, continuaba siendo una opción, rara vez...
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