¿Alguna vez tuviste una imaginación tan divertida que deseabas que fuera realidad? Carlitos también. Qué dicha fueron esos días de la niñez en la que tu decidías qué aventuras tendrías cada día.
Deseo dominarle y hacerle mío. Cogérmelo sin permitirle mover un solo dedo. Deseo llevarlo al clímax y sé que ahora, absolutamente nada podría detenerme. Así que, sin perder más tiempo, me planto frente a él y sin apartar mi mirada de la suya; me arrodillo lentamente. Mis manos suben lentamente por sus muslos hasta que...