Siempre es lo mismo cada maldita mañana, veo el reloj, son las 7:58. Me levanto para preparar café y comenzar con mi trabajo. Aún estoy sorprendido de haber conseguido este puesto, desarrollador...
Son casi las cuatro y media de la madrugada, no hay ni un solo ruido que perturbe la paz de la casa y aun así, no consigo dormir. Supongo, que es la maldición a la que estamos condenadas aquellas que, por voluntad propia o masoquismo. Nos atamos a la “bendición de la maternidad”. ¡Bendición! Pendejadas...