Ella lo vio sudoroso y pálido, entrando en calma. Apenas sostuvo su mano, la notó empapada. Acababa de contenerlo para evitar una penosa y fatal caída. En ese momento, él se volvió hacia ella, la miró un instante y sin mediar palabra, le dio un abrazo sincero. Era uno de esos abrazos que solo se...
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