Me asusta adentrarme en la dulzura del odio cuando rasga la encendida oscuridad. Me paraliza presentir al castigo lindando con el espacio prisionero entre tu suelo y mi cielo...
Sobre el suelo, descansaba aquel precioso sujetador de encaje negro que hacía poco había escogido para ti. Mis piernas se podían ver enredadas entre las sábanas blancas y el sol comenzaba a entrar a través de la persiana como deseando iluminar toda la escena. Una precisa luz sobre mi piel le incitó a buscarme y...