Perdí todo lo que alguna vez conocí. La sensación de mariposas revoloteando en mi estómago cuando me mandabas un mensaje, la urgencia de correr hacia la puerta cuando tocabas el timbre, ruborizarme cuando escuchaba un “te quiero”, y la consistencia de los pequeños gestos. Perdí sentirme cómoda en tus brazos como si fuera el único...
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