Van a decir que es porque soy hombre. Y que sólo por eso pude permitir que ella me haya visto quitarme las alpargatas con la punta del pie opuesto, cruzar mis brazos por mi cintura para quitarme la remera, revolearla sobre mi cabeza con la presteza de un torero, y dejarla apoyada sobre la baranda...
Soy un tipo expresivo, demostrativo, sin vueltas. Alguien que cuando ama, te lo dice con palabras sencillas, te lo escribe en pomposas prosas y te lo hace sentir con actos concretos. Alguien que, incluso, te lo “recuerda” con alguna flor sin motivos, un chocolate porque sí o una cena romántica sin que haya nada que...
Muchas de sus historias comenzaban encendiendo un cigarrillo. Lo más probable es que fuera así simplemente porque mucho era lo que fumaba, pero a él le gustaba creer que ese encender escondía alguna forma de magia y que era el humo de la primera pitada el que generaba la historia...
–Qué hermosas flores! Son para mí? –preguntó ella. –Usted es del 5to C? –repreguntó el florista. –Si... –balbuceó ella sorprendida, con una tenue sonrisa que le bailaba en la boca. –Entonces son para usted...
He escuchado hasta el hartazgo promesas de amar como nadie jamás lo ha hecho, de besar como nunca nadie lo hizo, de hacer el amor con más pasión que cualquiera. Nada de eso puedo prometerte...