Posó sus besos sobre mi cuello como una enredadera, Crujió sus huesos con los míos como las hojas ocres, Mojó mi ombligo con sus labios como la lluvia de la tormenta. Vino con vino, compartimos el queso, las texturas de cereales y el lenguaje de las aves. Tomó y me dio, recibí y ofrecí. Nuestros dones...