Me sonreís de reojo y se me pasa. Me volves a hablar, vos sabés cómo. Primero de a poquito, después con la viveza que te caracteriza y finalmente me largas el chiste como un estornudo. Fuerte e inesperado, de sorpresa y por detrás. Todo vuelve a la normalidad. A nuestra normalidad. Ignoramos la manada de...
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