Hubo una vez en nuestra colonia una epidemia de perros tristes. La visita a la veterinaria los dejaba así, idos, con la cola baja y los ojos caídos. No era la clásica actitud de regañados, estaban realmente afligidos y ya nunca regresaban a su normalidad. Pronto se corrió el rumor, algo horrible sucedía dentro de...
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