Encerrado, siendo preso de mi propio ser, siento como las palabras golpean con todas sus fuerzas para ser oídas, como si estuvieran presas en un calabozo. Conmocionado, ya no hay canto de sirena, ni sentimiento empedernido que me distraiga de mis aflicciones. Letra a letra, compongo con mis emociones un cantar, un soneto o estribillo...
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