Ahora solo me puedo aferrar a todos los besos que me dejaste grabados sobre la nuca y que buscaron suavemente una residencia inalterable bajo mi piel. Ahora solo me puedo aferrar a nuestra imagen perenne atrapada en el reflejo de aquella lámpara plateada, testigo de nuestro encuentro cautivo y que supervisó la solemne sesión desde...
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