¿Ella? ¿Qué te digo de ella? Era alocadamente fuerte, utópicamente infranqueable. Ella era sin dudarlo el mejor de los poemas y yo un pésimo escritor, pero no me culpo. Culpó al lugar, al destino, pero, sobre todo culpo a su estúpida forma de caminar, pues caminaba por la vida con ese desenfado propio de protagonista...
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