La Navidad, para mí, nunca fue ese comercial de Coca-Cola con renos emparejados jalando un trineo por el cielo. A mí la Navidad me daba como alergia del alma. Me picaba por dentro. Me ponía raro. Y lo peor: me convertía en una especie de actor dramático sin contrato, llorón profesional, con lágrimas incluidas, aunque...
Seguir leyendo
11
0