Llegó asesando, el aire se le iba de los pulmones a los ojos y la sangre aterrizaba en la cólera. Las palabras no eran suficientes, blandió las manos intentando aporrear a cualquier cosa que estuviera en frente. Levantó las piernas intentando asestar patadas al aire, como si este le estorbara, como si algún ente invisible...
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