Érase un callejón sin salida que soñaba con ser una alegre calle de paso. Desde sus dos esquinas colindantes, miraba celoso la fuente, los kioscos, las terrazas y las tiendas de la gran avenida. !Unas tanto y otros tan poco! se quejaba maldiciendo que incluso el sol, que todo lo abrillanta, a él le ignorase...
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