Existe una fatiga del alma, no del cuerpo: el cansancio de sostener máscaras que funcionan como segunda piel. Sonrisa ante el dolor, ironía ante el miedo, dureza ante la ternura. No por hipocresía deliberada, sino porque la sinceridad duele tanto que parece imposible sostenerla sin quebrarse. Nos protegemos, disfrazándonos para evitar que el mundo nos...
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