Es domingo, es hora de visita, porque es de tarde y son las tres y don Pedro Chalco no aparece más. Corre por calles, sus pies desnudos repasan jirones y avenidas, como si recibiera secretamente órdenes en sus oídos o que fuera arrastrado por una soga sujeto en un extremo con un narigón, esos anillos...
Seguir leyendo
10
1