Un pobre preso se abraza una noche más a la cuerda con la que se intenta liberar, se intenta liberar de las rejas que su conciencia se ha encargado de crear, los barrotes de metal no lo asustan, pero las voces en su cabeza lo perturban y no lo dejan ni respirar.
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Había una vez un estante de libros. No era un estante cualquiera. Estaba ubicado en el tercer subsuelo del depósito de la Biblioteca Nacional. Un lugar al que casi nadie bajaba, porque se inundaba según los caprichos de la napa freática, y eran pocos los que se le animaban al riesgo de electrocución que había...
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A pesar de haber nacido fea, Leticia se pasea coqueta mientras atiende las mesas con su delantal de moza. Siempre se mueve como pez en el agua dentro del bar. Disfruta, y no se pregunta por qué caderas todos la miran tanto. Cuando no hay clientes y puede descansar en una silla, Leticia maneja la...
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Cuando despertó, su vida entera había pasado como una exhalación por cada terminación nerviosa. Alfonsina supo que ya nunca podría sacar la cabeza del agua. El verdadero sueño había comenzado.
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Estaba un poco loca mi madre. Se ponía tan fiera cuando se trataba de amar, que parecía un volcán. Tenía delicadeza mi madre. Nunca contaba los episodios que la incluían. Podía haber abierto la almidonada boca, y todos hubieran festejado su talento. Pero no lo hizo. La modestia, esa seguridad interna de su propio valor,...
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Desde que estoy pelada nunca había vuelto a pensar en ponerme linda o en besar a un hombre. En ese lugar siempre me había cruzado con gente atormentada, hasta que lo vi a él, con su cicatriz dividiéndole la nuca, pero con una sonrisa abotonada entre las orejas. Después de las agotadoras sesiones de quimio...
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Que el gato te seque a meadas los malvones. Tu hermanita*. Así rezaba la feliz tarjeta de Navidad del año 1900. Feliz en su primer lugar en la pila de recuerdos que yo acumulaba sobre la mesa de luz de mi amiga Clarita. Feliz en el “felices fiestas” impreso con letras ortopédicas, que nada tenían...
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El personaje —me lo encontré ayer de visita en nuestro cuento— dice que se escapó de un libro de gestión empresarial editado por una congregación religiosa. Pero me parece que dice mentiras, para mí que lo echaron a patadas por irreverente. Seguro que todos los demás estaban hartos de su manerita de sonreír cuando otro...
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