Hay que estar preparado mental y sentimentalmente para aguantar esta novela corta donde se vive la vida pesimista-romantica del protagonista en un viaje por sus años sin igual.
Qué fácil es perdernos en el egocentrismo, muchas veces disfrazado de victimización. En ese momento nos creemos la idea de que si estoy pasando por algo «malo», todo el mundo debería de prestarnos atención y sentir lástima por nosotros, y si no lo hacen, ellos son los malos, porque claro, ¿quién no «apoya» a sus...