Siempre, desde muy pequeña, pensé que el fútbol era un deporte aburridísimo: 22 hombres en pantalones cortos, dos arcos y una pelota. Nunca pude entender como mi padre, sus amigos y mi abuelo Cacho podían pasar tantas horas frente a nuestro televisor viendo partidos larguísimos. Nunca entendí (ni entiendo hoy) cuando es osai, ni distingo...