La seño, empezó a trabajar muy joven. Allá lejos y hace tiempo. Cuando era normal no tener teléfono en la casa. Cuando el que tenía teléfono era solidario con los vecinos y lo prestaba para emergencias; aunque la emergencia, fuera pelearse con el novio. Cuando había cuatro canales de TV color. Cuando se sacaba fotos...
Mirando por la ventanilla, la seño observa el camino que la lleva a su casa. Hoy fue un día con suerte, porque se pudo sentar. Repasa algunos de los eventos del día, mientras la escenografía móvil del recorrido pasa rápidamente frente a sus ojos.
Amanecía en la pampa húmeda. En su eterno periplo por los caminos y rutas del conurbano bonaerense, durante todo un año la Seño, bajaba de un colectivo en un cruce de ruta, para esperar otro. Esas primeras luces bañaban la fría mañana con doradas promesas de un escaso ascenso de la temperatura y la esperanza...