“Mis mejores poemas los escribí cuando no pretendía escribir…” Yo, lo menos parecido a un poeta cuando recita versos. Yo que amo la vida nocturna, a los músicos bohemios. A quien pinta lunas trasnochadas en botellas con manos de seda.A esos que se enamoran de rimas en consonante y melodías asonantes…
Me asusta adentrarme en la dulzura del odio cuando rasga la encendida oscuridad. Me paraliza presentir al castigo lindando con el espacio prisionero entre tu suelo y mi cielo...
Desabróchame el botón de la cordura por la espalda… Acompáñame en este baile de máscaras, en este carnaval de palabras en las que unas se exponen desnudas, otras se disfrazan de mediocridad, y las descaradas se adentran en la zarza sin temor a espinas que hieran sus entrañas. Palabras seductoras que guardan los ojos, la...
Resabio perezoso de mi verso. Poema vacío. Pluma seca que apenas garabatea un “te quiero”. Porque quererte es… ¡Es mucho más que todo eso! Letras amotinadas que perdonan agravios por no escribirse, por no gritarlo...
Mas, ella, en otros lares donde nadie la señala, donde nadie la mira, ruega a no sabe que Dios: “Enséñame a ser dichosa lejos del dolor, de mi dolor que es el tuyo, lejos, te lo imploro, del tormento de mi sinrazón”.
Pero el tiempo no perdona, ni espera. El tiempo se tiñe de silencio inerte. Hasta la tibia calma desespera, ¡enloquece!, humedeciéndose en un mundo roto que se hace jirones. Callada ironía con tintes de tristeza.