Extracto de la lección El principio del fin, cedido por Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja a la Fundación Escritura(s) para ser leído en el Club de escritura.
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“Ya sólo te falta escribir el guión”
Contaba García-Márquez que una vez un amigo le dijo que le regalaba una historia. Después de unas cuantas horas contándosela, al final de la tarde le dijo: “Ya sólo tienes que escribirla”. Este comentario, a cualquiera que haya tenido un contacto con el oficio de crear y escribir, no puede menos que sacarle una sonrisa resignada ante la ingenuidad del amigo.
Después de haber insistido en la importancia de tener una historia clara y estructurada, no vamos ahora a decir que es como no tener nada. En lo que a un guión se refiere, es tener lo más importante, pero no es menos cierto que ahora debemos dar un paso de gigante para empezar a escribir el guión. De hecho, antes del guión, todavía nos quedan un buen par de pasos. El primero de ellos se llama:
La escaleta
¿Qué es? Es el esqueleto (en el sentido más estricto) del guión. Es la película ya desglosada en secuencias. Recordemos: una secuencia es una unidad de tiempo y espacio; si cambiamos de lugar, cambiamos de secuencia; si cambiamos de hora del día, cambiamos de secuencia. Al elaborar la escaleta, vamos estructurando la columna vertebral de la historia. Es decir, si sé por ejemplo que en los primeros diez minutos de película aparecen los marcianos y raptan al chihuahua de la familia, pues bien, con la escaleta pasamos a definir con toda precisión el orden de los acontecimientos (si primero vemos al perrito jugando, ajeno a lo que le espera; o más bien a los marcianos, planeando).
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La escaleta suele escribirse en tarjetas. Imaginemos cada una de las secuencias anteriores redactada en una tarjeta de cartón, de pequeño tamaño. El guionista sabe algunos momentos imprescindibles para su historia; pues bien, puede empezar por redactarlos en tarjetas, desplegarlos frente a sus ojos (esto facilita una visión de conjunto y de las partes, a la vez) y empezar a jugar, probando el orden que más le interese.
Aprovechamos este momento para decir: la escaleta NO debe entrar en demasiados detalles. Es imprescindible que entendamos esto. Cuando estamos escaletando, aún estamos al nivel de la estructura. Nuestro guión ya empieza a tomar forma, vamos profundizando en el detalle, pero en el detalle estructural.
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Lo cierto es que la escaleta no debe llevar floritura, por el bien del propio guionista. Al escribir la acción de modo conciso en tarjetas, el guionista puede manipular la estructura como un mecano, darle un vistazo global, guardar y desechar, cambiar las cosas de lugar, jugar con el tiempo, en fin: practicar la esencia del guionismo.
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El tratamiento
En líneas generales es: una escaleta detallada. Una escaleta con más chicha. Un esqueleto con algo de carnecita… Los alumnos pueden imaginar ya en qué consiste. El guionista da más rienda a su imaginación, elabora más en su mente la situación, cómo podría desarrollarse. La escaleta es más bien una herramienta de trabajo del guionista; cuando se piensa la escaleta aún se está en la etapa de la estructura. Es decir, un lector ajeno a la historia podría no hacerse una idea clara de la película con la sola lectura de la escaleta, y esto no es ningún problema ni defecto; por el contrario, lo decimos para que el alumno lo tenga en cuenta: la escaleta es suya, es una radiografía del esqueleto de su película.
El tratamiento, en cambio, empieza a anunciarnos el tono y estilo de la película. Como veremos más adelante, el tratamiento sí es un documento para que lo lean los demás, aún aquellos que no conocen de tu historia más que una sinopsis.
Extracto de una lección escrita por Catalina Murillo
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