Una puerta que mira a mi interior

Una puerta que mira a mi interior

UNA PUERTA QUE MIRA AL INTERIOR

-¿Qué hago?- pensó angustiada.

Miró a su alrededor, a un lado, al otro. Sentía su corazón palpitar. No sabía dónde estaba. No sabía qué hacer.

Al fondo vio una puerta entreabierta.

-No tengo otra salida- se dijo.

Atravesó la puerta y entró en la habitación.

En aquel lugar no había luz. Fue caminando a tientas, intentando no tropezar en su camino, pidiendo que sus ojos se acostumbraran ya a esa oscuridad, o deseando encontrar algo que la iluminara.

Al entrar en la estancia le parecía estar dentro de un laberinto. Creyó ver sombras que se acercaban y se alejaban, que le miraban, le contemplaban, no hablaban pero no se iban. Se dio cuenta que tenía más fuerza la inquietud de conocer qué había allí que el miedo al que le pasaría si continuaba.

– Hola- dijo. – ¿Hay alguien ahí? Su voz se escuchó en esas cuatro paredes rebotando, como formando eco. Nadie contestó. Le empezó a invadir un sentimiento de soledad. No es fácil moverse en un lugar que no controlas, que no conoces, que te empieza a dar miedo. ¿por qué el destino le había llevado hasta ese lugar?

En ese momento notó un olor familiar, conocido, como si lo hubiese olido antes. Esa sensación de cercanía le hizo sentirse más segura y decidió adentrarse un poco más a esa habitación. Sentía que su corazón se lo pedía.

De repente, una pequeña luz iluminó la estancia. Se sentó a descansar un rato, tenía que pensar en todas esas sensaciones que estaba teniendo en aquel lugar: miedo, inseguridad, soledad,… y de repente tranquilidad, luz, cercanía… Se paró y exclamó: – ¡como cuando estoy fuera!-, entonces le vino a la cabeza la cantidad de veces que había deseado estar más tranquila, en un lugar diferente que le ayudara a ser ella misma. Movió la cabeza para quitarse esas ideas, le hacían daño.

Y otra luz iluminó con más fuerza aquella habitación. -¿qué ocurre?, ¿de dónde ha venido ahora esa luz?- pensó en voz alta. Es como si cada vez que me detengo, observo en mis sensaciones, pienso en mi, se iluminara un poco más esta estancia.

La observó detenidamente. Era pequeña, sencilla, ordenada aunque eso era fácil porque no había muchas cosas, la verdad; parecía la típica habitación a medio amueblar que todavía está por terminar. Pero le gustaba, le hacía sentir como en casa. No le importaba quedarse allí, y alejarse de lo de fuera, de esos lugares que le estaban generando tanto dolor.

Y pensó que esa habitación que le estaba haciendo pararse y mirar a su interior, podía ayudarla a seguir a adelante.

-¿Qué debo hacer? Sigo y abro el corazón a los demás o retrocedo, me encojo y me quedo sola en mi interior.

Elegir ,tentar a la suerte y abrir el corazón a los demás por muy doloroso que fuera también ayuda a conocerse en otros momentos, incluidos los difíciles y seguir construyendo la persona teniéndoles en cuenta pero sin que nadie me detenga,

Llegó al final y decidió seguir su camino. Siempre habrá que construirse. Con luces que alumbren ese camino y me cojan en las situaciones dificiles.

FIN

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS