1ºESO~Lo inesperado a veces es lo mejor~

1ºESO~Lo inesperado a veces es lo mejor~

Los padres de Sky habían salido a una de sus falsas reuniones de trabajo que en realidad consistían en suplicar repetidamente al casero para que les dejara quedarse en su mugriento apartamento una semana más. Sky suspiró, jamás les revelaría a sus padres que en realidad ella sabe la realidad, porque entonces se darían cuenta de lo rota que estaba. Suspiró y lentamente se levantó de la silla en la que estaba sentada al estar estudiando para sus exámenes, se arrepentiría de haber dejado sus estudios a medias cuando las notas llegaran, pero, ¿Qué más daba? Su familia no podría pagarle un año más en esa escuela y las posibilidades de obtener una beca se minimizaban al haber emigrado ilegalmente y no tener los papeles. Ella se preguntó cómo la sociedad era tan cruel como para que unos papeles pudieran decidir tu futuro sin dejarte una elección. Cogió su chaqueta y salió aun siendo de noche y sin molestarse en saber si había cerrado la puerta correctamente. Anduvo por un par de fríos y solitarios callejones y, como si el mundo se riera de ella comenzó a llover. Sky maldijo por lo bajo mientras llegaba a la plaza a medio destruir de la ciudad donde ella vivía, en la cual había muchos comercios por lo cual se decidió por entrar a uno y ahorrarse un molesto resfriado que probablemente tendría como continuase allí.

Vagaba de un lado a otro sin decidirse a cual entrar y sintiéndose pequeña frente a los grandes establecimientos que se imponían ante ella. No le gustaba que ese sentimiento la persiguiera hasta cuando intentaba despejarse así que se acercó a una de las puertas abiertas pero en cuanto estaba apunto de meterse a la tienda una estirada mujer de clase alta se le acercó y le dijo que ya habían cerrado regocijándose al ver a Sky temblar y estremecerse con el frió viento. La chica solo bufo y se dirigió a un distinto comercio en el cual la recibieron con el mismo comportamiento y haciéndola retroceder al cerrar con fuerza la puerta. Una tras otra puerta acogida con el mismo temperamento que no hacia mas que reforzar su odio hacia la sociedad, sus estereotipos y su ideología de lo que está bien o mal. Al final de su inútil recorrido, como seguía haciendo frío pero ya no llovía, se encaminó al parque que quedaba cerca de la plaza y se sentó en uno de los húmedos y solitarios bancos. Sky se rió sarcásticamente, al final no se iba a librar del catarro que tendría por la mañana siguiente. Observó el reloj colocado en una de las luminosas y grandes señales y se planteó el volver a casa pero luego se dio cuenta de que se había dejado las llaves y sus padres no volverían hasta una hora después. Se recostó cómodamente en el asiento y mientras miraba las estrellas oyó unos pasos acercarse y una tenue voz hablarle.

-Hola- Dijo la misteriosa voz-¿Puedo sentarme aquí?-.

Sky le respondió:-Haz lo que quieras- Y se volteó para mirarla y se dio cuenta de que era una chica de aproximadamente su edad, más alta que ella, pelirroja, con una coleta alta y ojos esmeralda-

-No pareces haber tenido un buen día- Dijo la mas alta- Soy Clarisse-.

Sky no la respondió y siguió observando las pequeñas estrellas que dejaban ver las luces de la ciudad hasta que Clarisse volvió a hablar.

-Hey- Dijo casi susurrando- Tengo un pequeño café cerca de aquí, vi como te trataban antes, me pareció una injusticia pero mi madre es muy estricta respecto a lo que los demás opinen y me prohibió ir a ayudarte, pero podemos ir por la parte trasera, al menos hasta que el frío pare o tengas que irte- Añadió con una sonrisa-.

Y Sky sin poder evitarlo empezó a derramar lágrimas sin fin y sollozar, la pelirroja se asustó y empezó a preguntarse qué había hecho mal. Sky empezó a llorar porque nunca una puerta le había sido abierta sin haber tenido que desgarrar su alma en el intento. Porque todos eran unos hipócritas que decían sentir lástima de ella sin molestarse en hacer algo para cambiar su situación aunque sea mínimamente. A pesar de que el que alguien la acogiese en un café cerca de allí era un minimo detalle, la había llegado al corazón que alguien hiciese algo en vez de «consolarla» con sus viles mentiras. ¿ El que Clarisse la hubiese hablado en un principio cambiaría su vida? Probablemente no, pero era lo único que ella siempre había deseado, alguien que no le dijese un simple «lo lamento tanto», sino un «puedes hacerlo». Y vio una luz en la despiadada sociedad, alguien que estaba dispuesta a ser regañada por desobedecer a su madre por ayudar a alguien que ni siquiera conocía pero que necesitaba ayuda en su interior. Tal vez si hubiesen más personas como la ojiverde habrían menos lamentaciones cuando alguien cometiera suicidio a causa de la depresión o cualquier otra causa. Porque tus palabras terminarán siendo olvidadas pero tus acciones son las que, por muy mínimas que sean, perdurarán en el tiempo.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS