Hurgando
Hurgando, sin querer hurgar, entre el desorden del escritorio -buscando no sé qué-, apareció la pluma aquella con la cual muchas palabras nacieron y, otras tantas más, murieron en el afán de poder expresar mi contento por haberte encontrado en mi vida y hacer nacer ese amor infinito que, aún hoy, me camina sigilosamente entre las venas y el alma.
¿Hace cuánto tiempo fue?
¿Fue en verano o en invierno?
¿Acaso no pudo ser en primavera… en esa estación en la que todo lo bello florece?
A la distancia de los años y después de los vaivenes de nuestras existencias divididas, con la pluma entre las manos y los recuerdos agolpados en la memoria, brotó desde nuestros silencios la pregunta siguiente:
¿Qué hubieras hecho conmigo cuando estuviera contigo?
Al instante y sin aún imaginar respuesta a la misma, de súbito, una pregunta más lapidaria todavía surgió en mis adentros…
¿Qué hubiera hecho contigo al estar conmigo?
¡Ups! Será mejor dejar la pluma ahí… silente y quieta. Que siga durmiendo el sueño de los justos, mientras, desde nuestros horizontes paralelos, transcurre tu vida que de vez en vez veo pasar desde el mío.
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