Cuando alguien te dice que pagaras por lo que hiciste deberías preocuparte, yo no lo hice, no lo tome enserio tenia cinco años y había sido un accidente, pero al parecer la otra persona no lo tomo asi.
Cinco de la mañana,  esa es la hora en la que todos los días me levanto, salgo a correr, y regreso justo a las siete para desayunar y luego ir a trabajar. Este día fue particularmente bueno, logre conseguir el contrato que quería, recibí mi sueldo del mes, todo fue bien, hasta que me cruce con el, había pasado tiempo desde que me encontré con el ahora Sir Nicolás, cuarenta años para ser mas específicos, me lo  encontré en una cafetería cerca de mi trabajo, al parecer el me reconoció y se acerco a saludar.
-¿Cómo a estado Sir Lucas?- pregunto en un tono  alegre, me sorprendió el hecho de que se acordara de mi pero solo respondí con una sonrisa- todo tranquilo, ¿Qué tal usted?- sin ninguna invitación se sentó en el asiento vacío frente a mi y comenzó a contarme su vida.
Quizás si fue muy grabe lo que le hice en el pasado, a decir verdad no lo recuerdo muy bien, pero no se si fue algo digno de un castigo tan severo.
Me desperté y estaba atado a una cama de hospital pero no parecía estar en uno, todo estaba  oscuro y las paredes se veían muy viejas, trate de gritar pero mi boca estaba amordazada y apenas lograba emitir quejidos, no sabia porque mi pierna dolía tanto hasta que logre ver que estaba sangrando y con un fierro atravesando justo el muslo, del shock me desmaye. No se cuanto tiempo paso de eso pero cuando volví a despertar el estaba justo en la puerta observándome. 
-Supongo que aun recuerdas lo que me hiciste de niños ¿verdad?- pregunto mientras se acercaba con los brazos cruzados frente a su pecho y me miraba con una expresión seria y de odio, trate de responder , pero, aunque ya no estaba amordazado mis labios estaban muy secos y no salía palabra alguna de mi boca, esto pareció molestarlo por lo que presiono la herida, grite tan alto que me dolió la garganta, pero nadie mas que el me escucho.
Pasaron días, semanas y meses hasta que pude salir, no tuve el valor de denunciarlo a la policía, me daba vergüenza, todo lo que paso en ese lugar. Decidí irme del país, quizás asi jamás volvería a verlo, o eso creí.

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