Antonio sostenía el libro con las dos manos como si fuera un objeto extraño, con el temor de que algo pudiera brotar de sus paginas. La portada de la metamorfosis de Kafka le devolvía una mirada muy vacía, como si el insecto que Gregor Samsa había sido capaz de llegar a observarlo mas allá de sus palabras.
Había leído la novela en esa sola noche. hipnotizado por la idea de poder transformarse en algo horrible y ser rechazado por su familia, por el mundo. Al cerrar el libro, una sensación incomoda le llego a la nuca, como si un eco de aquel mundo ficticio se estuviera acomodando en su propia vida.
Los días siguientes la inquietud no lo dejo. No era que creyera que un día despertaría convertido en un escarabajo; Antonio no era irracional o eso pensaba pero sin embargo, la historia sembraba una idea que ahora crecía como una gran árbol ¿Qué pasaría si, de repente, él también se volviera irreconocible para los demás?
Se miro frente al espejo examinándose cada mañana con mucha detención ¿Siempre había tenido los hombros tan caídos? ¿Qué era esa sombra bajo sus ojos? ¿Y si ya estaba cambiando, poco a poco, y no lo había notado?
En la oficina su temor tomo otra forma, sus compañeros parecían muy distantes. Cada vez que alguien reía Antonio pensaba que se burlaban de el ¿Era su forma de caminar? ¿El tono de su voz? El silencio en la sala de reuniones era, para él, tan grande como un juicio.
En una tarde cuando regresaba a casa, sintió un pinchazo en la base del cuello. Se llevo la mano al lugar, pero no había nada. Aun así, el dolor siguió. Esa noche, mientras tomaba un baño, le pareció que su piel era mas áspera de lo habitual, casi como si tuviera pequeñas protuberancias.
Decidió consultar a un medico el día siguiente, pero al llegar al consultorio, le costo explicar todo lo que sentía. No era una enfermedad exactamente, pero tampoco algo que se pudiera ignorar. El medico lo escucho con un ceja levantada y un lápiz que no se movió del bloque de notas.
—Es estrés—diagnostico el doctor, diciéndolo con una sonrisa que a Antonio le pareció casi de burla. —Relájese un poco, lea algo mas alegre.
Antonio balanceándose se fue a casa , sintiendo que llevaba ese diagnostico como una sentencia de muerte. En esa noche, no pudo dormir, el cosquilleo en su cuello se extendió hasta los brazos. Abrí el libro de Kafka, buscando algo, alguna respuesta, pero las palabras se desaparecían en su mente.
Cuando llego el amanecer, Antonio se miro frente al espejo. La luz suave le mostro una imagen que el no reconocía: un rostro tenso, cansado y algo mas. algo se movía detrás de sus ojos
Se dio cuenta de que no necesitaba convertirse en ningún insecto para perderse a si mismo, Ya lo estaba haciendo. Y quizás esa era una verdadera metamorfosis.
OPINIONES Y COMENTARIOS