Noel afamado director de una empresa, decidió jubilarse antes de tiempo, pues llevaba tiempo que el rincón de su memoria le iba diciendo que había pasado media vida haciendo un trabajo que no le reportaba nada.
Así, decidió abandonar el mundanal ruido y encontrarse cerca de la naturaleza.
No vivía solo, le acompañaban en su retiro cinco hermosos gatos de
abundante pelaje y des lumbrantes ojos verdosos,así como ocho jilgueros que disponían de una hermosa casita enrejada, por la que introducían sus picos,rozando su abundante plumaje y desde allí enviar al hermoso jardín sus dulces trinos. No pensaba que así como él había estado sujeto a su trabajo,tampoco los jilgueros podían abrir sus alas multicolores y volar unas veces hacia los cielos azulados y otras nebulosos.
Además y para completar había diseñado un pequeño estanque con piedras puntiagudas y policromadas . El agua corría abundante y por ella pececillos junto con algunas tortugas, nadaban por sus aguas y en ocasiones se introducían entre las piedras rocosas de su hábitat.
Al anochecer, introducido en sus sábanas blancas, una gata velaba sus dulces sueños. Acurrucándose junto a sus mejillas iba acariciándole con su largo pelo. Cuando sus ojos se cerraban,delicadamente se dirigía a sus pies y allí velaba durante la noche oscura.
Una mañana,al despertar, se encontró que la gata a sus pies tenía un regalo para él. Acariciaba con frenesí a un ratoncillo grisáceo.
Quedó aterrorizado. Había preferido en lugar de a él aquel grisáceo animal.
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