los nidos del árbol

los nidos del árbol

camilo celis

22/12/2024

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el árbol de camino a casa tenia cuatro nidos en sus ramas, las ramas a su vez eran muchas pero solo algunas resistían el peso de los nidos, los nidos por lo que todos saben son livianos, son hechos de paja que traen las aves de algún lugar, jamás he visto un ave haciendo un nido de paja que encontró en el mismo árbol en donde construye el nido, sino que vuelan hacia otros lugares, quizás por todo esto de la lógica esos lugares no suelen ser muy lejos y así las aves no se pierden cuando traen consigo la paja de los nidos. Cuando camino cerca del árbol, escucho el crujir de las ramas y de los nidos, me digo a mi mismo que es un ruido normal de la naturaleza, un ruido que emana vida, un ruido que no será eterno y terminara de una vez por todas, el ruido no me vuelve loco, ni mucho menos paranoico, si ese fuera el caso iría hasta el árbol y botaría sus ramas y destruiría los nidos, por mas que lo pienso así debió de haber sido cuando tuve la oportunidad. Después de muchos días intenté fotografiar los nidos de los pájaros, el único problema que había, era que los nidos estaban demasiado altos, y la estrategia de las aves era buena, poner el nido casi en la cima para que así ningún intruso invadiera sus hogares, pero como buen joven que soy, y con el tiempo de sobra me propuse subir el árbol; primero lancé unas piedras a los nidos, en mi torpeza de joven intrépido olvidé que si botaba los nidos, no tendría sentido tomar la foto, y bueno, calculé entonces las ramas mas firmes para comenzar a subir, fue difícil al principio, luego un poco mas fácil, y luego el vértigo de la situación no me permitía bajar y hacía que el camino cuesta arriba fuera mas simple. Cuando llegué al nido mas cercano pude notar que adentro había un huevo marrón, otro gris y otro negro, solo estaban los huevos, no estaba la madre que seguramente notó mi presencia y voló de ahí. Escuche de pronto una voz .- quieres volar querido amigo – dijo. Miré para abajo, pero no había nadie, de pronto escuché otra voz – ten cuidado¡¡ no te vayas a caer. – dijo nuevamente. Asustado me levanté de la rama que me afirmaba, e intenté correr pero se me hizo imposible, cuando alfin me dejó la curiosidad del miedo, y me invadió la incertidumbre de lo que ocurría, pude ver cómo el nido que tenia los huevos, abría una boca por debajo de ellos, y me decía – bueno tu quieres volar, pues salta desde ahí. Otro de los nidos gritaba – olvida lo que dice, es un ser viejo nada más. Cuando bajé prometí regresar un día a ver las aves y los nidos, y así lo hice todos los días de mi juventud, los nidos hablaban muchas cosas. 

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