El lápiz de la metamorfosis

El lápiz de la metamorfosis

Mei

20/12/2024

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Toni y Lea son una pareja joven. Llevan toda su vida juntos y disfrutan de cada segundo que la vida les ofrece. Recientemente hicieron un viaje a Praga donde compraron los souvenirs para regalar. Lea se vio motivada a adquirir lápices para sus dos mejores amigas y uno para ella. Los tres lápices tenían temáticas de Kafka y el de Lea llevaba fondo blanco y la silueta del escritor en negro caminando por las calles, a la mitad del lápiz ponía «La metamorfosis».

Al llegar a Madrid Lea quedó con sus amigas en un restaurante y contó las experiencias del viaje. No llevó su lápiz, porque el de ella era el «más bonito» y no quería que sus amigas se lo cambiaran. 

Lea toca el clarinete en una orquesta y usa el lápiz con frecuencia. Los días siguientes fue a ensayar y escribió todas las anotaciones en las partituras. Al cabo de unas semanas Lea dejó el lápiz encima de una libreta en blanco en su habitación y tras regresar estaba escrita la frase «no laves hoy», ella pensó que Toni lo había escrito antes de irse y siguió su consejo. Llovió bastante aunque no estaba en las previsiones del tiempo. A la mañana siguiente tanto el lápiz como la libreta estaban en el mismo sitio, pero en este caso no estaba escrito lo anterior, en su lugar decía «a las 14 horas baja al parque». Lea no entendía, tenía muchas dudas pero bajó a la hora indicada y se encontró con su vecino Alfredo afectado, pues hacía 15 minutos había muerto su perro. Entonces Lea entendía menos, porque ella leyó la libreta a las 10 de la mañana. En la noche se encontró con Toni y le contó lo sucedido, pero Toni le aseguró que él no había escrito nada. Cada día un texto nuevo se convertía en realidad y llegó un momento que Toni se preocupó y Lea dejó de contarle las previsiones y mandatos del «lapiz». 

Al cabo de cinco meses Toni llevó a Lea al médico donde fue diagnosticada de Esquizofrenia. Fue ingresada de urgencia porque estaba pasando una crisis. Esta vez no hablaba del lápiz, pero cada día el litio la hacía viajar a nuevas historias.

Cuando pasó la crisis regresó a casa y pasaron meses, se encontraba estable pero un día miró la libreta y decía «debajo del mar se puede respirar». Lea directamente fue a Atocha, se subió al primer AVE a Barcelona y buscó el mar. Se adentró perdiéndose en el oleaje y la oscuridad.

Toni quedó devastado y luego de un tiempo lanzó el lápiz por la ventana. 

Pasaron los años y Toni siguió con su vida. Un día impartiendo clases a su alumno Mikel necesitó una libreta para apuntar y cogió la de Lea que estaba en blanco y luego de clase se la regaló. Al salir de clase Mikel abrió la libreta para ver los apuntes, pero no estaban, solo decía «debajo del mar se puede respirar».

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