O CÉSAR O NADA
Dices que te inspiro
versos
pero yo solo te inspiro
y me ahogo
los días muertos
de cáncer de pulmón.
No he cruzado el Rubicón
para ser desmontado en poemas
impenetrables
como corazón de león arteriado
a sondazos
del verbo to be.
No me infartes,
aleja las metáforas
de mí.
Batallo a lomos de mareas crecientes
contra corriente,
escríbelo así.
A brazo roto reengancho la lucha inveterada,
conquista a ojos vista de tu cuerpo.
No quiero ser inspiración,
quiero ser aire,
algo importante para ti,
algo
fuera de catorce versos.
Sácame de la galera
o acaba conmigo
entre olas de sonetos magnos.
No puedo más.
De rodillas te pido,
rendido,
poeta amada,
ser
¡o César o nada!
FUEGOS DE AZAR
Aprisionados en diamantes vivimos libres de pecado,
si vivimos,
pero ¿vivimos tú sin mi, yo sin ti?
El genio de Einstein nos consagró por separado
en espacios optimistas de bicicletas estáticas,
fiel a su ley, crédulo confeso del casino de Dios.
Mírale ahora cómo nos mira,
pobre diablo,
aceptando cabizbajo que el fuego se propaga
entre cuerpos incomunicados.
El azar podría regir el mundo, musita,
y se persigna al caer en la cuenta del error,
de que en realidad el Señor, contrario a su teoría
siempre jugó a los dados.
DE FORMACIONES EPICUREÍSTAS
Tus vestidos no enseñan, educan al hambre
de aprehenderte
en pompas jabonosas de marca blanca
o a la entrada de una burbuja,
Nobel de un físico avejentado a laúdes
por formular espacios pensionales,
puerta con puerta al calibre
de la magnitud que nos habita.
Y entiendo al mirarte que es el atraso
de tierras gobernadas por concupiscentes tribunos
un burka luctuoso,
el escaparate de la animalidad que los cultiva,
centuria a centuria
en caminos transversales
al mandato del docente barbecho.
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