Quién diría que estaría justo aquí
embriagado y loco por tu mirada
y aunque afortunado me creí
contemplándote aquella noche helada
está claro que desde que te vi
haz dejado mi alma por completo atada
Atadas ambas, mi alma y mi vida
sujetas a los caprichos de tu andar
y cautivado cada momento del día
que tu silueta se digna en pasar
trayéndome ansiedad, trayéndome alegría,
y otras sensaciones que no consigo expresar
Quién diría que me encuentro ya añorando
ver de nuevo tu rostro este atardecer
y que tu mirada me siga enamorando
para que obstinado me mantenga en creer
que es posible, si con fuerza sigo deseando,
que tu atención yo pueda merecer
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