I
Vida al revés
La sombra pesa más en las manos
del ciego que me observa.
Flor de loto, te noto un poco sucia
quizás tu astucia llego a su fin.
Alfil libre sin su tablero de ajedrez.
Al fin libre escribiendo una vez al mes,
La rutina carcome la retina y de vez
en cuando vemos la vida al revés .
II
Cincel
Sin ser el cincel hizo arte con sus manos,
sin ver el ayer ni la pena del consentimiento ajeno,
el tiempo estallo a su lado.
Más allá de lo obvio ignoró por completo el carácter humano,
con la pluma y el cigarro apagado, se dio cuenta que
la secta de ratas lo tenían dominado.
Al son del baladí y un rencor descontrolado,
en la noche oscura y gris dudo tener a la suerte de su lado,
sin ver la cicatriz y el sufrimiento etéreo
que en su buzón el mérito ha dejado.
El arte es inefable en un mundo inestable
donde el errante es imbatible.
con el cincel en sus manos,
va de nuevo sin temor a equivocarse.
III
Solo divagar
Manos apagadas en un reflejo
de caridad, la claridad se esconde
en un parpadeo.
El miedo sale a flote de nuevo
mientras la calma disfruta
gotas inexorables de libertad.
El silencio se escucha más que un grito
si se otorga el mito del que habla menos
sabe mas, saber no es requisito es un
exquisito manjar, se construye con el
tiempo y a tiempo hay que preguntar,
porque en un mundo de dudas la
respuesta está en divagar.
IV
Dos simples cicatrices
Vida estoica
miles de matices
la suerte no se reparte
se comparte con días grises.
¿Querías ver el mundo?
Pues mira lo que fuiste,
en las llagas veras
que el mal va más allá
que dos simples cicatrices.
V
El alma guarda su adiós
Cenizas en su pecho, día tras día
asechan melodías meditabundas,
voces desvanecen la postura de su frente
el daño es evidente y más aún el olvido.
Ajeno es el puente que conecta su voz
alma furtiva, corazón sin rigor
escaso es el brillo en sus ojos de amor
y al cerrarlos, el alma guarda su adiós.
VI
Volando junto al destino
Aquel astro ingrato no se deleita
con la entelequia barata de este sumiso
La perfección tarde o temprano aburre,
hago caso omiso.
¡Hey ocaso! -¿Acaso no funciona su hechizo?
O me he convertido en uno más
de los que andan sin importar nada
volando junto al destino,
dominado por la fuerza de las circunstancias.
Y sí lo soy, me conformo lo suficiente,
pues lo inimaginable es la espada de doble filo
que da sentido a este mundo poco reminiscente
y vacío.
VII
Trágica función
En los fractales de sus labios
encantado me encontraba,
esbozando cada línea de su piel.
Luces resurgían entre sentimientos
muertos, veo caras de osadía
contemplando al viento.
El final es inminente pronto descenderá
el telón en lo más alto me encuentro
el vértigo poco ayudó.
Tras la función tuve la decepción en mis
manos nadie entendió la alegoría de este amor.
El viento ya dormía sencillamente el tiempo
nos olvidó.
VIII
Una vez más
Una vez más su recuerdo no se va
Una vez más encajan sus ojos entre
la luna de cristal
Una vez más entendí que no
te volveré a encontrar
Una vez más la dignidad en el bolsillo
y un sincero rencor bajo la manga
Una vez más la fe no alcanzará
Una vez más el sol me da la espalda
y mi sombra desaparecerá
Una vez más destrozas quizás sin saber
lo que un día lleno tu calma, tu paz
Una vez más deliro entre sueños
que no volverán.
IX
Gotas del ayer
Cautiva alma impura
un solo bocado de aquel
brindis para olvidar al mundo,
donde amar es la alegría de pocos.
Aquella copa cristalina,
no bastó para saciar la vasta sed,
no de vino ni de las más fuertes
y extravagantes pócimas,
sino de la fe que un día
derramo sin saber
en seres desconocidos .
X
Muñeca de trapos sucios
Muñeca de trapos sucios que el atardecer
alumbra aquella cara de penumbra y sonrisa
dividida, seca sus lágrimas furtivas, en un barco
a la deriva con complejo de Titanic.
Dicen por ahí que lo que deseas con locura
algún día llegara a tu puerta.
Tendré que estar alerta quizás llegues mañana
y no sabría qué hacer, si un tinto, un vino
o una flor, al fin y al cabo usted decide.
Una joya o mil poemas en servilletas,
una llama de pasión o el mismísimo
sol en su cama.
XI
Riesgo fatal
El sol lleva prisa,
acariciándome la espalda
y en cuanto a la brisa,
quiero que vuelva ya.
Avanzo en sigilo
mientras el miedo
me invade al pensar,
si es correcto el rumbo
de mi timorato caminar.
Nunca encontré brújula
en este juego, solo sé
que empezar de nuevo
implica un riesgo fatal,
el ya no ver su cálida alma
en la cortina al despertar.
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