I
El perro que se retuerce
a mitad de la calle
gime desde su esófago
el martirio de lo que fue la existencia.
Sangra por el hocico
y en sus ojos veo
cómo el brillo de sus tiempos venturosos
se deslinda
de la escena del crimen.
Yo lo miro desde la acera
y me detengo / y pienso
en si lo habrá atropellado un motociclista
o si todo el peso de un automóvil habrá terminado de romper lo que le quedaba de cuerpo.
Tiene una expresión estúpida de perro
heredada por su vida estúpida de perro.
Seguramente este perro
tampoco tiene una mujer o una familia esperándole en casa
(Se nota que también fue un bastardillo)
Seguramente hace un par de meses decidió enmendar su vida
y seguramente
también
hace una semana
la perra por la que decidió vagar
a esta hora en esta calle
le ha abandonado.
Seguramente el perro cruzó la avenida pensando nada
pensando
quizá
en que la vida es bastante jodida como para cargarla sobre el lomo todo el tiempo
que ya es mucho con las pulgas.
Seguramente cruzó
y seguramente
el conductor que le atropelló
vio al perro a mitad de la avenida
y decidió acelerar
(Si moto porque era menos probable que resultara herido
si auto pues porque un perro).
Seguramente está pensando ahora en aquella perra
en que ojalá viera cómo su mirada se desangra en el aire
y sus intestinos florecen en el paisaje urbano.
Seguramente el perro espera que alguien camine hacia él
y lo arrastre hasta la orilla
o que alguien saque una pala del patio de su casa
y lo arrastre hasta la orilla.
Quizá el perro piense en dios y en porque no hace nada para frenar su martirio.
Yo lo único que puedo esperar
es que pase otro auto
y termine por aplastarle la cabeza.
II
Hay un intruso en esta casa
cada vez que lo veo andar por
la sala
o ir de un cuarto a otro
siento
unas ganas incontrolables
de extirparle la garganta con las uñas
de desollarlo a mordidas
y regar su sangre sobre los muros
en las cunas de moisés que dejó mi madre
Llevo días soñando que lo apuñalo
que mientras se halla a la mesa
comiendo una lata de bacalao
o fornicando a la pulcritud en mi cuarto
comienzo a asestarle golpes
hasta que dejo de su rostro
tan sólo una masa desteñida
Hay un intruso en esta casa
anda con sus huaraches mal puestos
y un short azul
con manchas como de algo que es cal
pero no es cal
sino algo que la imita
El aire le succiona las tetillas
y él anda contoneándose
por la casa
como si fuera
Toda Suya
Tengo ganas de morderlo
de gritarle mi ausencia
de bañarlo en gasolina
y encenderle fuego mientras duerme
para verle correr asustado
por los pasillos
de esta misma casa
como un niño
que busca a dios
en la sombra
de su madre muerta
(mi odio también es una oración silenciosa)
Ya han venido mis hermanas a hablar con él
Lo han invitado a abandonar la casa
y rentar una cabaña en el norte
para vivir su soledad.
Pero se aferra a la afrenta resignada de este lugar
desde que comenzaron a brotar
flores amarillas
de sus grietas
Hoy mismo han venido mis hermanas(todas juntas)
Pero no hablaron con él(decidió esconderse en el armario)
Yo las recibí.
Les dije que estoy harto
que llevo días soñando que lo apuñalo
mientras se halla a la mesa
comiendo una lata de bacalao
o fornicando a la pulcritud en mi cuarto
y me atornilla la memoria.
Sus ojos eran hoy más tristes
se ofrecieron a llevarme
a la casa
de mi hermana
la menor
para acabar con el problema.
Sólo atiné a esconderme.
III
Escribió alguien
sobre una roca
en el ombligo del mundo
la voz de un muerto.
Yo le vi cuando el tiempo fue tiempo
y la esperanza
palabra hueca en los labios
“Que la poesía sea el único ser universal”
sólo guardé en la memoria.
Ayer escuché el poema
del tío puto de un fulano
que es del tío puto de todos los fulanos
después
escuché a un poeta
que hablaba
de una mujer que golpeada
se convertía en maceta
otro más
sobre un cine gay machista y “mamaditas” en la oscuridad.
Y pienso en la real metafísica del siglo
Hay ahora
Otra mujer siendo golpeada
volviéndose otra maceta
llenando otro corredor
otro tío puto
de otro fulano
ofreciendo otra “mamadita”
dentro de otro cine gay machista
asediado por otra oscuridad.
Mientras
yo sigo aquí
buscando la roca
el ombligo del mundo
preocupado por dios
que es un ave
con la garganta fracturada
IV
ViajaJaime
ahora
dentro de un camión estéril
con un montón de maletas
en las que guarda los años de su malestar.
Sé que no conoce más luz que la de los destierros
sé de su temor a recorrer el desierto
buscando
en cada grano de arena
el rostro de un ángel niño.
Sé que ha lavado tanto el tiempo
que ya ni la resignación le hace distinguir entre las horas.
También sé de los charcos de agua sucia en que busca sus facciones.
que su nombre ha sido pedaleado
por las piernas de un niño inválido
en el invierno.
Siempre intentó huir de la muerte que se era
siempre vino con los perros
a ofrendar un poco de carne
a cada estación del día.
Sé que más que la ciudad desconocida
le aterra no saber cómo bajar las maletas del camión
y cargarlas
por una ciudad
donde su nombre no ha sido cincelado
(Porque el tiempo pesa).
Sé que dentro de algunos meses
estará ofreciendo sonrisas a homosexuales
a cambio de una cerveza
y pensará en mí
que le enseñé esa costumbre
de ofrendar esperanza.
También sé de su llanto
sé que regalará el respirar de sus días a los árboles
y ofrecerá caricias a los peces
porque nunca supo distinguir entre milagros.
Sé de las horas que pasará en los jardines
pensando en el insomnio
o el balbuceo de los días.
Que intentará conseguir un viejo
que le mantenga por algún tiempo
al que vestirá de santo
y besará todos los días en la conciencia.
Sé y Jaime también sabe
que hemos desperdiciado tanto el tiempo
que no podemos sino subir a un auto
sin frenos ni volante
Sé que se ha perdido
tanto como yo me perdí.
Que un día habrá de despertar
con chinches bajo la sábana
y pensará de su vida
tan sólo una línea recta.
Sé que presumirá a los muchachos
de ese lugar sin nombre
haber orinado en una pared de la Sorbona
aunque sólo la conozca por postales.
Sé que luego de que los días le desgarren los pies
y de tanta altura
sienta que se asfixia
volverá a esta provincia
y yo estaré aquí
con el pecho abierto y abultado
para sus ojos enrojecidos.
V
Fueron embalsamados
por la saliva del tiempo.
Golpearon
durante ciento ochenta días
con sus ciento ochenta noches
una roca / la primera
para dar forma al mundo.
Parieron algo así como una nebulosa
como un canto deformado por el humo.
Y ella lloró
las lágrimas de todos los días
y él lloró
la sal de los primeros mares.
A decir verdad
no recuerdo si se golpearon cada uno de
esos ciento ochenta días
con sus ciento ochenta noches.
Sólo supe que al final
tenían los nudillos desgarrados
y las carnes bastante blandas.
2
A la entrada del pueblo
descendieron con las bocas llenas de cal
Hablaban el lenguaje de los muertos
Alguien dijo que eran una metáfora del principio
la metafísica de la ceniza
otro más intentó lanzárles una piedra.
Y ellos caminaron
pisando leve
sobre las espinas de la tierra.
Juguetearon con las estrellas de la noche
como sobre el agua
y vomitaron el canto de las aves.
Luego desaparecieron
Dejando sólo la sangre de sus encías.
Aún hay quienes juran que eran la metáfora del principio
yo / por si vuelven
sujeto la misma piedra.
VIII
Nadie cree que la huella en la pared despintada de mi patio es la mano de Dios
que la colocó uno de esos tantos días
en que su madre lo traía
a jugar conmigo
y en el que logramos
destapar
una lata de pintura
de mi padre.
La pintura era blanca
como la cicatriz de sus ángeles.
Yo recuerdo de Dios
sus labios como durazno.
Tampoco creen
que en los pétalos del belén
es el lugar donde florecen
las plegarias que nadie nos escuchó.
Que es aquí en mi patio
donde parimos el respirar del mundo.
IX
Hay ángeles
Que te piden un cigarrillo
A mitad de la calle
Luego de haber estado
A punto de caer de sus patines.
Otros tantos que viajan en el camión
Con la memoria cenicienta
Buscando los restos del día por la ventana
En que les rebota la cabeza.
Hay ángeles
con una gasa amarilla en los dientes
y una mirada aparentemente vacía
que lavan el auto
en el que van otros ángeles
pensando en si su cita con el dentista
se programó a las cinco o a las seis de la tarde.
Hay ángeles que hablan palabras que no comprendemos
y juzgamos de locos.
Ángeles harapientos
que duermen con frío en los huesos
y la esperanza seca en las comisuras.
Hay ángeles raspan sus piernas
y otros más que venden golosinas a la salida de la primaria.
Hay ángeles que pasan todo el día dentro de una fábrica
con el pantaloncillo ajustado
y la memoria ocupada
por un rostro que saben
ya no es el mismo.
Hay ángeles calvos
que sonríen la virtud del mundo
Ángeles que sirven el café en los mercados
Y otros tantos que lloran en las azoteas.
Hay ángeles que se suicidan luego del décimo día
con el lazo de la ropa de su madre-ángel
u otros que toman veneno/ y luego corren/ a rogar
por otro ángel
que les salve la aureola.
Hay ángeles que son golpeados por otros ángeles
Y ángeles que luego de ser ángeles
desnudan sus plumas/ de gallina
tras pensar
que pasan la noche
contando/ los sueños de otro.
Hay ángeles que se prueban zapatos en las tiendas
y algunos que pagan con tarjetas de crédito.
Hay ángeles con mocos secos en los labios
y otros tantos con sangre seca en los labios.
Ángeles que se levantan a las cinco AM
para poner a hervir el agua
dentro de una ollita de aluminio
llena de abolladuras.
Otros más que besan la frente de sus hijos
mientras ahogan el llanto y las flemas.
Hay ángeles en las universidades
que lo último que piensan es la vitalidad del semestre
Ángeles con hambre
que piensan en la infertilidad de los días.
Hay ángeles a los que les duele la cabeza todo el tiempo
y toman aspirinas cada dos horas
y ángeles que venden escobas en la central camionera
pensando en el rostro de sus hijos cada dos horas.
Hay ángeles que no creen en los ángeles
y ángeles que abren los ojos ante los espectaculares
ángeles que olvidaron haber nacido asexuales
y temen al sol en los muros de sus apartamentos
ángeles que aprietan sus manos
porque han olvidado
el peso de las palabras
y otros tantos
(Muchos otros)
que intentan
escribir poemas.
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