¡Fría esta la noche!, ¡la noche esta fría!

¡Fría esta la noche!, ¡la noche esta fría!, por un instante murmullan los grillos en las praderas.

¡La noche esta fría!, ¡fría esta la noche!, ¡helada!, tan helada como la Antártida, que va carcomiendo los huesos de cuanto viviente pergeñe sus pasos, en aquel lugar donde cultivan helados.

¡Fría esta la noche!, ¡la noche esta fría!, y en un lugar del escenario errante, titiritean siluetas de niños que yacen solos en un mundo agónico.

¡La noche esta fría!, ¡fría esta la noche!, y taciturna permanece la patria hacia los desmanes que ha dejado la degeneración en vida de tanta inocencia. ¡Inocencia!, ¡inocencia!, piden a gritos los latidos del alma, del corazón que esta enfermo por la contaminación de la guerra.

¡Fría esta la noche!, ¡la noche esta fría!, el olvido es inevitable y más si esta cautivo el abigarrado lamento, en la ilusión óptica de las llamas que consumen la tinta vieja del libro.

¡La noche esta fría!, ¡fría esta la noche!, y como un manto que cubre las estrellas que se apocan, al sonar del tenor cristalino que produce melancolía y desanimo , como una influencia indecisa, en tiempos crueles de antaño, el cielo se tiñe negro como si marchara a un entierro.

¡Fría esta la noche!, ¡la noche esta fría!, como una dalia que marchita en un jardín lozano de flores y girasoles, como aquel amor oculto en el eclipse de luna, como aquella risa de ángel que nació y atrapo la empatía impulsiva del terremoto.

¡La noche esta fría!, ¡fría esta la noche!, y una gárgola de verano advierte que la identidad de pueblo se desvanece, a causa de la burla constante de capitanes piratas en sus naves, que se quejan de haber perdido tesoros en el fondo del mar que se muestra austero y rígido.

¡Fría esta la noche!, ¡la noche esta fría!, y puede que nunca vuelva a ser de día, el sol perdió el juego de naipes en contra de la gravedad, y tiene que marchar del espacio de forma radical.

¡La noche esta fría!, ¡fría esta la noche!, ¿por qué yace fría la noche?, esto es un asunto que no te converge, a menos que sientas que la noche sigue fría.

¡Fría esta la noche!, fin.