PASADO CONSTANTE

Adormecí en el recuerdo

como un ave dormida en el gélido invierno,

como un árbol desnudo carente de vida,

como un beso de madre, dulce, tierno.

El pasado se aferra a mi vida

con recuerdos de infancia anclada a mi mente,

con tardes de parque, ensueño dorado

con cenas en el jardín, bullicio frecuente.

Será la juventud florida en su plenitud

que me acecha con un beso furtivo,

amor escondido, radiante, apasionado,

que mantiene mi corazón cautivo.

El tiempo te dejó atrás

en la oscura senda del cielo nublado,

en caminos que se perdieron con el viento,

con un suspiro lanzado, ya ahogado.

Adormecí en el recuerdo

añorando tiempos que nunca olvido,

la brisa en mi cara, la lluvia que cae

y me hace sentir que lo revivo.

Las noches estrelladas se escaparon

invadidas por nuevos destellos de luz,

quedó mi alma atrapada, presa,

como una foto en blanco y negro,

en los confines de lejanos paisajes,

olores a hierba mojada,

sabores a miel, a fresa, a agua fresca del río.

Recuerdos que bullen con sigilo

y se escapan como pez escurridizo…

Adormecí en el recuerdo…

FUTURO INCIERTO

Anhelos de pitonisa de un futuro incierto

que marcan un destino ya trazado,

nos guiamos por esa bola de cristal,

que nos atrapa como un acorazado.

Pretendemos escribir un diario

por adelantado, anticipando vivencias

que nos apresarán, que quizás nos deleiten,

o nos hagan sentir con carencias.

¿Qué será de la tormenta, sino escampa

bajo el cielo amenazador, plagado de rayos?

¿Qué será del viento, que se cuela fugaz

por las cortinas de nuestros pensamientos?

El tiempo venidero nos inunda

de sueños ávidos por cumplir,

quizás sea una senda angosta,

¡Dejemos ya de sufrir!

Porque lo que la vida nos depara

es misterio encerrado en una caja,

que se guarda escondida en el corazón

y a veces nos insinúa en voz baja.

El futuro es magia que no vemos,

es deseo de alma errante, lucha constante,

es recuerdo por llegar que anhelamos

y nos venda los ojos, nos oculta lo que vemos.

Pasado, presente y futuro son tres hermanos,

que nunca se ven, aunque están encadenados,

uno antecede al otro, pero nunca se encuentran.

Dejemos atrás al pasado, ya olvidado.

Dejemos que llegue el futuro, vivamos el conjuro

del presente, que a veces tenemos ausente.

CARPE DIEM

¿Qué es la vida? sino una paleta de colores

mezcla de momentos presos, encadenados

que a veces giran con el mayor de los sopores

y otras nos dan vértigo tan acelerados.

Mezcolanza de sentidos, placeres triviales

miradas embelesadas, perdidas con el viento

un susurro en la almohada, fin de batallas campales

una mano de seda que llega a mi cielo , tan presto.

Amanecer de hojas que nacen con la primavera,

proyectos que cristalizan frente a la adversidad

copioso universo de metas, pertinaz o placenteras

ansiado lienzo, multitud de tonos , de diversidad.

Azul celeste, un cielo infinito sin terminar,

o el verde del campo, resaca de la fina lluvia

flores multicolores, como un cuadro sin determinar,

colorido constante de pensamientos…es la vida mía.

Como una tela de araña, cuán frágil, cuán resistente,

el reloj, enemigo acechante como un acantilado

como un manantial que invita persistente

a un sorbo, a un trago, ¿sucumbiré a ese frente?

Me aferro a la vida como metal imantado

sentimientos que flotan, que caminan con nosotros

el amor, resume la lista, si no lo has notado,

el odio, destruye armonías, la vida con otros.

La vida, sendero al hoy cercano, a sólo mañana

camino a propósitos, hazañas, retos

carretera que enlaza actores con pasiones cercanas

autopista hacia el cielo. ¡Dios mío, quédate quieto!

Carpe Diem… como dice el sabio poeta

porque la vida no es carrera, es paseo

es atardecer, efímero, que oscurece, es una maleta

con multitud de recuerdos, que a cuestas conmigo llevo.

Cada paso que doy acorto hacia otro lugar, el camino

como una bala disparada, ya sin marcha atrás

como una palabra hablada, anclada en el destino

vamos edificando, ascendiendo más y más.

No dejes, Señor,que al reloj se le acabe la pila

que la nieve blanca enfríe nuestros corazones

que las mentes se aletarguen. Ya doy fin a esta retahíla

y expreso mi amor a la vida en estos renglones.

» El alma que ya no es acosada por la angustia por el futuro ni por la obsesión del pasado, el alma sin fiebre, sin obligaciones, sin impetuosidad, conoce por fin el dulce abandone al presente». Vladimir Jankélévitch.

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