Si los discursos incendiarios y las proclamas revolucionarias quitaran el hambre, nosotros los cubanos pobres, el noventa y nueve porciento de los cubanos atrapados en la isla, no conoceríamos la tortura del estómago vacío; si los discursos de los lideres de la revolución se hubieran traducido en vales para comida, los cubanos seríamos felices; si el gran discurso de nuestro comandante Fidel en Naciones Unidas se hubiera traducido en despensas de alimentos para todos los cubanos, desde entonces seríamos felices; si cada vez que gritamos «Patria o muerte,venceremos» nos dieran una tasa de café, nos levantariamos felices todas las mañanas.Pero compañero no hable solo usted de comida, la revolucion tiene cosas buenas, no le haga el juego al imperialismo yanqui que con el bloqueo nos tiene a punto de morir de hambre; si no hubiera sido por la ayuda de paises amigos hubieramos pasado las de Caín. Compañeros déjense de discuciones inutiles, lo importante ahora es conseguir un buen lugar en la fila del pan; Mi mujer me levantó a las tres de la mañana y me dijo:»O consigues el pan o te vas a la mierda; yo pensé entonces » De qué habla esta mujer si ya nadie hace desechos sólidos». Miren, compañeros, la fila parece una gran serpiente. Ojalá hubiera serpientes en La Habana, dicen que son muy sabrosas ; cuentan los más viejos, los que no pudieron irse a Miami, que en la dictadura de Batista se tenían que cuidar de que no les mordiera una serpiente pero en los años de la revolución triufante, las víboras huían al encontrar a un cubano pues sabían que terminarían en el estómago del proletariado. Por eso ya no hay serpientes en La Habana. Pero entonces, compañeros, qué hacemos: nos formamos en la fila o nos vamos a la mierda como dijo mi mujer?

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