Y así….sin más ni más, Sin tan siquiera recibir su última estocada de pegajoso néctar por la prisa que tenían un hambriento y apurado comensal; se formaba su dorada y crocante coraza. Coraza que protegía una suave masa cuya textura presumía que al entrar en el túnel de su boca lo haría transportar a la más suave caricia, imaginado el beso más tierno y puro. y así, entre su particular aroma; su crocante coraza y su suave interior podía sentir ese dulce pan que comía como si fuera un niño hambriento, deleitándose con el más puro manjar, un manjar que hacía que detuviera el tiempo para sentir que su alma volaba liberándose de este agitado mundo que tanto lo agobiaba.
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