BAGUETTE, MIÑONES Y FRANCÉS

BAGUETTE, MIÑONES Y FRANCÉS

Baguette, Miñones y Francés estaban en busca de un ser llamado Opan el líder panadero, que en el barrio era conocido como ¨Diente de León¨, el panadero que vuela, y suele recorrer los campos, con paz, calma y dejando la suerte.

Solo una vez al año, el Dios del pan pasaba por el campo de don Miguita y le daba la bendición para una nueva cosecha. Buena cosecha, buena molienda, buena harina, buena masa y buen pan. Pan blando o duro, pero pan.

El pan se amasa con la harina y esta es un símbolo materno, la madre de casi todas las comidas. En el pasado, el pan calentito, crocante y sabroso en la mesa de los hogares era y aún es el símbolo de la participación en la familia de la madre y el padre.

La madre con cariño preparaba su comida verdadera y su amor por sus hijos, daba forma al trabajo del marido, que juntaba miguita por miguita, para poner el pan a la mesa de la familia.

Antes de llegar a ser pan familiar, Baguette, Miñones y Francés tuvieron sus peripecias en la panadería:

–¿A dónde van?,–preguntó Diente de León o bien podríamos decir el panadero de la suerte.

–¿Qué?, ¿Cómo?, nosotros somos libres de ir a donde queramos, aclaró Baguette.

–¡Mirá quién nos vino a visitar, la suerte!,–exclamó Francés, el panadero.

–Vengo con buenas noticias: Don Miguita y yo los seleccionamos para una misión especial.

–¿Quién?, ¿nosotros?, ¿qué?, ¿cómo?, ¿qué misión?

–¡Son panes exclusivos!, van a pasar a la categoría de sándwich–.

–¿Quién nosotros?,–sacó pecho, Miñones, –pero yo no califico.

–No importa, por esta vez, pasa, pero van a ser ascendidos en sus labores, no renuncien a la empresa, porque la gerencia tiene planes para ustedes.

–¿Qué planes?, nosotros, no somos esclavos de la empresa, tenemos nuestros derechos. Pero ¿cómo es eso de los planes y la nueva categoría?

–Yo los califiqué para un evento–.

–¿Un evento?,¿y qué pito tocamos nosotros?, ¿qué es?, ¿un casamiento?, ¿un cumple?, ¿una fiesta de quince?

–No un evento que organiza la empresa para sus mejores clientes y eso va a hacer subir las acciones de la compañía y por lo tanto sus sueldos. Van a ascender de escala porque entrarán en el encuadre de un comodity.

–¡Eh!, ¿cómo?, ¿comodity?

— ¡Sí!, como escucharon…

–Pero ¡si apenas puedo llegar a fin de mes!

–El coctel trae nuevos contactos y esas altas relaciones tienen su premio. Si se van, siempre serán harina de 000 y la empresa tiene planes especiales para que lleguen a ser de 0000.

–¿cuatro ceros?, ¿nosotros?

–¡Sí ustedes!

–¿Y qué hay de nuestro sueldo?

–Todo depende–.

–¿Depende de qué?

–Si se animan a ser pan copetín o sándwich. Les prometo caviar, Champagne, jamón crudo y degustación de quesos con unos buenos vinos cuyanos digamos que es un happy hour.

–Con ese cuento andá a otro lado, ¿nosotros copetín? ¿Dónde la viste? No nos venga con ese cuento, nos van a tirar a dentro de una bolsa y vamos a quedar, como se podría decir, ¨estatua¨, como dicen los chicos, vamos a ser pan duro. Y si no conseguimos un plato de sopa maternal que nos ayude sonamos. Porque hasta el pan más duro se ablanda con una sopa de la mamama. Y lo peor es que de pan duro, vamos a pasar a pan rallado y terminaremos en un loquero. ¡Te quiero ver a vos si te bancás la internación!,–dijo Baguette y agregó Francés:

–Y ojo con hacerte el piola, ¿sabés cómo te fríen con la milanesa?

–¡No!, ¡no! ¡no es así!, todo lo que tienen que hacer es solo copetín. ¿Lo toman? o ¿lo dejan?

–Acá, en la empresa se promociona a los empleados fieles y que responden al patrón. Nosotros podíamos elegir a pan de avena, a pan de salvado, pan integral, mire que el integral, son tipos pulidos, pero decidimos darles una oportunidad a ustedes. Dejen sus levaduras de lado, su carácter omnipotente y sean parte de nuestro equipo, así, hablando la gente se entiende. Digamos que para la empresa ustedes…, perdón los puedo tutear, vosotros son pan casero, pan del bueno, de lo lindo de la vida.

Miñones, lo miró fijo a Panadero y preguntó:

–¿Por qué?, ¿por qué nosotros?,–y aclaró–, nosotros venimos del barrio de la física, nadie sale vivo, si no pasa por un horno rotativo o si no sos de la flema matemática, donde un kilo de pan son mil gramos de sonrisas de la gente. La crem de la crem, la masa, y masa es la cantidad de harina que tiene un cuerpo, somos la unión entre la física y la genética del trigo por eso venimos del barrio de Newton, somos el principio de la dinámica.

–Vayamos al grano, cuando salimos del molino nadie nos dijo, nada–. 

–No sé por qué arman tanto lío y bollo, la empresa los quiere ascender y pasar a la categoría de copetín o sándwich,–remarcó el panadero.

–¿Sabe lo que pasa?, nosotros conocemos esto, todo está muy lindo en el cóctel, todo pipí cucú, pero después cuando ya no nos necesitan nos dicen que la empresa prescinde de nuestros servicios y se terminó la joda, del champagne, el caviar y demás yerbas. ¿Me entiende, jefe? Prefiero ser un pastelito de manzana con un buen mate cocido. Eso sí que es patria.

–Bueno, cerremos la conversación. La empresa tiene otras dos alternativas, el pan artesanal o pan de campo, son la primera opción y la segunda, tienen que emigrar, nuevos mundos los llaman en un destino que será desconocido. Pero serán pan de exportación. También es una categoría de élite, tanto como copetín. No entiendo por qué no quieren aceptar, claro que van a tener que lidiar con el comisario bromatológico.

–¿Broma… que?, ¿quién es ese?

–Yo sé quién es, es el capo de la Nasa. ¡Houston tenemos un problema!

–No, ¡no es la Nasa!, ¡es el Senasa!, el ente que nos habilita socialmente ¡bruto inculto!, volved a hacer el secundario, –dijo Francés.

— ¡No! emigrar no, nosotros venimos de trigo doméstico, no somos de trigo industrial, queremos ver y estar en la mesa de la casa de familia o por lo menos en algún restaurante, donde acompañamos a la familia en su buen comer. ¿Cómo le puedo decir?… venimos de la pampa, de la siembra directa, si bien tenemos bajo perfil, somos de élite, pero no para copetín o exportación. Somos pura proteína y caloría, digamos que somos de la pesada. No sea malo, nuestro trigo es limpio, denos una oportunidad de hacer familia, — exclamó Miñones.

–¡Humm!, no sé…, me parece que tienen una ambición desmedida.

–¡Denos una oportunidad!, panadero, Diente de León, tú que vuelas por los campos y llevas alegría a todo el mundo. Hable con Don Miguita, dígale que queremos hacer amigos o tome usted la decisión, venimos con el sello del horno de piedra.

–¡Está bien!, ¡por esta vez!, ¡aguante la familia!

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