La Panadería De Andres

La Panadería De Andres

Mi Nombre Es Andrés, y mi profesión siempre he sido panadero, desde que tengo uso de la razón este es mi oficio, es una herencia de mi padre y con este trabajo, he sacado adelante a mi familia, han podido estudiar una carrera, es para mí un placer elaborar el pan a diario, me levanto a las 03 de la mañana y comienzo a preparar el horno con la mejor de la leña, para que este pueda agarrar la temperatura correcta, lo que me delata al amanecer, es esa gran columna de humo que se eleva hasta el cielo y que puede apreciarse a grandes distancias en mi pueblo, anunciando mi faena e inunda las calles de mi barrio natal, ese que me miró crecer, en lo que el horno agarra su temperatura, comienzo a amasar la harina, combinando los ingredientes secretos para lograr ese sabor exquisito que me caracteriza, cuando veo que las brasas parecen unos hermosos pedazos de piedras rojas, las retiro para dejar que el horno agarre la temperatura exacta, todo está perfectamente calculado, no hay un margen de error, son muchos años de hacerlo a diario.

Cuando comienzan a entrar al horno las charolas que contienen la harina amasada, parece que se sienten orgullosas de llevar esa harina que saldrá convertida en delicioso pan y comienza a expandirse un delicioso olor que inunda mi colonia y hace que mis vecinos comiencen a salir de sus casas a comprar el pan, ellos saben la hora exacta, su olfato les exige que vayan a buscar el pan caliente.

Puedo decir lleno de orgullo, que el pan que elaboro con tanto amor y con tanta dedicación, da felicidad a quien lo come, hasta hoy solo he recibido halagos y felicitaciones de quienes lo han degustado, puedo ver ese gusto en las personas cuando lo paladean, y es algo que no tiene precio para mí, la satisfacción que demuestran las personas, es algo que no se puede evitar y por supuesto, tampoco se puede fingir, aquí mismo en mi casa donde tengo la panadería, tenemos un expendio de pan y veo como llegan las señoras a comprar los bolillos para las tortas, veo como dudan en escoger el pan para el café en el atardecer y digo dudan, porque ven la gran variedad de sabores y de colores dentro de las vitrinas, donde está el pan que parece un hermoso mosaico de colores y sabores, para que este se pueda proteger del polvo y de las moscas y las señoras escogen unos, luego lo cambian y escogen otro, porque quisieran llevarlos todos, a veces me gusta ir a ver las reacciones de las personas, y eso me llena de gracia, y por supuesto de una gran satisfacción personal, también me gusta ver cuando llegan los niños acompañados de su mamá y ella les compra los bolillos, y estos rápidos y deseosos, hurgan dentro del bolillo, sacando con sus dedos el almidón que aun esta caliente, comiéndolo con ansias, poniendo sus caritas de felicidad, eso para mí no tiene precio, me da una gran satisfacción personal.

Se ven hermosos los cortadillos rojos y azucarados, los cochitos en su color café, las donas glaseadas de diferentes colores, algunas con grajeas encima, otras con coco rallado, también las de chocolate o bañados en dulce de nuez, los panes de nuez que son muy codiciados por mi clientela, los bollos con su vestimenta en color rojo, reventados de arriba, como si se tratara de una bella flor, las conchas de chocolate, las estrellas con sus grajeas de dulce encima, los ojos de buey bañados en coco rallado, los elotes azucarados, los bolillos para las tortas que parece que te invitan a devorarlos o las chilindrinas, de hecho tengo un cliente que es mi vecino, es un señor de edad ya madura de nombre Apolonio, tendrá quizás 70 años y por las mañanas llega ansioso, con su paso cansado pero firme, trae siempre una bolsa y lo único que pide son estos panes de nuez o bien los bollos, recuerdo que en una ocasión se habían terminado ambos y al decirle mi esposa que no había de estos, que son precisamente los que pide, se enojó tanto, que hizo un berrinche, como si se tratara de un niño, yo observaba de lejos esta reacción y me causaba gracia, pero no podía resolver su antojo, los panes de nuez y los bollos son muy codiciados y son los que más busca la clientela, ese día tuvo que conformarse con unas arepas azucaradas para su café al atardecer, desde entonces Don Apolonio llega temprano a comprar sus panes de nuez y sus bolillos, en ocasiones se los lleva recién salidos del horno, aun humeantes. Ver las reacciones de las personas cuando degustan el pan elaborado en mi panadería, para mí, no tiene precio, adoro mi trabajo por esto, y si no fuera que es una manera de salir adelante honradamente y que de ahí salen los pagos de los gastos, creo que lo haría gratis, para dar felicidad a las personas, ya que esto ha llenado mi ego, hablando en el sentido de que a las personas les gusta lo que hago con tanto gusto.

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