Los ojos del pan.
Sentados a la mesa, acababan de bendecir el mendrugo de pan.
La puerta cruje, salta por los aires. Omar se levanta, ¿un error?, no, hace tiempo que la suerte está echada.
Uniformados Irrumpen en la chabola.
Dos disparos, dos balas. Omar las recibe en el pecho. Cae al suelo. Lo rematan con un tiro en la cabeza. Lo exterminan como se mata a una cucaracha: con rabia, sin reparos. No se puede oír cómo crujen sus huesos, solo el sonido de más disparos, de la pólvora. Una familia exterminada. De eso se trata.
Los ojos del pan, en la mesa, ven indiferentes la escena. Los uniformados marchan, quedan más objetivos, hay para días, hay para años.
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