La historia, nuestra evolución como estirpe y avance en sociedad, la vida misma, indiscutiblemente ha estado ligada a la dieta, el proceso natural de ingerir alimentos. Los datos y antecedentes de manera inequívoca corroboran la relevancia e importancia del consumo de alimento para nuestro existir, entre la variedad de alimentos, tenemos uno popular, exquisito y de gran consumo, el señor Pan.

Recordar que no siempre fue así, resulta apropiado, este antiquísimo, bíblico y delicioso alimento en otrora tuvo consumo restringido, estando al alcance de pocos, teniendo estatus ceremonial. Para algunos en su tiempo le consideraron sagrado, por citar un ejemplo en la Grecia antigua. En lo que concierne a su origen, no se concibe aún criterio unificado, lo cierto es que el “azar” seguramente hizo su contribución al primer Pan que por obra y gracia “divina” tuvimos como humanidad.

Son muchas las menciones que para tan agradable y rico alimento encontramos en nuestra cotidianidad y lenguaje popular, de acuerdo a fuentes revisadas, es el Pan el alimento más conocido de la industria alimentaria. Acorde con la aseveración anterior, resulta mensurable traer a colación algunas frases que apoyen la misma, tenemos: “Pan de cada día”, “Cuerpo de Cristo”, “Que bueno es el Pan”, “las penas con Pan, son menos penas” entre otras, seguramente estará haciendo el deber cerebral de recordar frases adicionales a las referenciadas, precisamente, es ese uno de los propósitos de este texto, inducir para generar el pensar, a su vez recordar consumir y disfrutar del Pan. Para James Bear, “el Pan es la poesía de la comida cotidiana” este autor apuesta por resaltar la importancia y belleza simple del Pan en el día a día.

Aludiendo frases de importancia sobre el Pan, se pecaría por omisión al no compartir quizás la frase más poderosa para ello “Yo soy el Pan de vida, el que viene a mí nunca tendrá hambre” la verdad sea dicha, esta frase llegó durante una eucaristía, horas después de haber pedido inspiración y cohesión literaria para el presente escrito. En líneas anteriores se catalogó a nuestro alimento protagonista como bíblico, este adjetivo no se utilizó por simple y conveniente estética literaria, es más que eso, va más allá, son 275 veces que aparece el vocablo Pan en las sagradas escrituras, 237 para el antiguo y 38 menciones en el nuevo testamento.

Demostrada la pertinencia bíblica del Pan, en nuestro incólume deber gestar la sinergia Ciencia-Religión, cabe exponer que sin la química simplemente el Pan que conocemos no existiría, esto es…Sin las proteínas glutenina y gliadina (gluten) la harina, independiente a que su base sea de cebada, trigo, maíz o centeno, al ser inerte no se mezclaría con el agua, es por la acción de estas proteínas que se forman los enlaces de hidrógeno que permiten la mezcla, por otro lado el cloruro de sodio iodado, más conocido como sal común, ayuda a fortalecer dicha unión.

Si bien es cierto, a momento, es probable que le resulte suficiente, se tiene a bien comunicar que aún falta un poco de este proceso casi mágico (químico), como es la elaboración del Pan, este faltante es posible por la participación de un ser: vivo, fúngico y microscópico, este no podría ser otro que el(la) señor(a) levadura, quien con ayuda de proteínas catalíticas desdobla el almidón de la harina, para nutrirse, esta reacción produce dióxido de carbono y etanol, este último desaparece, se evapora durante la cocción y el dióxido de carbono se difunde por toda la masa permitiendo que el Pan se “infle” durante el horneado. Estas y otras reacciones hacen posible el sabor, olor y color característicos de tan maravilloso alimento.

Con lo expresado hasta acá, debería ser innato llevar a cabo el agradable ejercicio mental, se le invita a hacerlo, hágalo, de recordar los tipos, clases y presentaciones de Pan, también tortas y ponqués conocidos, aquellos donde se pone el corazón en toda su elaboración, esos que transmiten sentimientos por medio de su aroma y sabor, los que han deleitado nuestro paladar, así las cosas, queda decir; ¡gracias Dios!, gracias por el Pan, el Pan de Vida

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