«Un segundo más a tu lado»

 Me tuve que marchar, aunque lo único que quería era estar a tu lado.

Aquella panadería que solíamos visitar todos los fines de semana será el único testigo de lo que un día tuvimos. Esa panadería con un color café tenue en sus paredes, un olor suave a mantequilla con un toque de azúcar que se podía percibir en el ambiente.

Aquel día que te vi por primera vez estabas sola, con una taza de café negro y un croissant en un pequeño plato de porcelana fina. Si aquel día hubiese sabido que tú serías la razón de mi más amargo sufrir, aun así escogería mil veces volver a conocerte una y otra vez. Fuiste y serás aquella emoción más dolorosa e importante que pude haber sentido en lo más profundo de mi corazón.

Al final, nunca fuiste mía, solo una ilusión que yo mismo había creado. Pero yo seré tuyo para toda la eternidad. Mis pensamientos, mis sentimientos y todo mi ser estarán esperando el regreso de tus dulces palabras, de tu aroma y de aquella mirada que me irradiaba paz y tranquilidad a mi alma.

Sentado afuera en la terraza, con una taza de café negro, un croissant en un pequeño plato de porcelana y mi corazón en mis manos, te seguiré esperando por un segundo más a tu lado.