EL PLACER DE AMASAR EL PAN

El Placer de Amasar el Pan (Metáfora Animista)

La harina, una vez tocada se convierte en un ser irracional. La ciernes, la viertes, y comienza su elaboración, tienes que hacerlo con amor, cariño, ternura y devoción. Remojas, amasas, acaricias; volteas, acaricias, revolteas amasas, hundes tus dedos, la tienes a tu merced, no ofrece resistencia, sientes su respiración, cambia su textura, la estiras, serpentea. Una palmadita, se estresa, tiembla, se estremece; llora, ríe y se calma; la repliegas. Siempre con delicadeza, vuelves a amasar, y vuelve el furor, se excita; es el clímax de su elaboración, ahora lista para su cocción. La introduces al horno, observas, crece, sientes su rico olor, antes era blanca, ahora marrón, se cuece, todo es fuego a su alrededor. Inhalas, te sientes débil y pequeño frente a él; pierdes el sentido, se dispara la amilasa bucal, los jugos gástricos también; si no cierras bien la boca babeas como bebé recién nacido, ya no eres tú, tu cerebro es un pan. tragas y la saliva sabe a pan; tiemblan tus rodillas, sientes humillación y te tienes que sentar. A esperar… Agotado el tiempo de cocción, es hora de la diversión; con hambre, deseo y desesperación, pero aun despacito, el disfrute, es la pasión. Con qué la acompañas, es tu decisión; leche, mantequilla, queso, mermelada o jamón… you name it! Puede que todas juntas; por qué no? Ya relajado, te acomodas y… Ay primera mordida, que grata sensación! diviértete,. gózalo, disfrútalo a plenitud, y buen provecho, esa es la intención. 

MM